El cartel que presentaba la gente de Discos Humeantes para el sábado pasado en la madrileña sala de conciertos Rock Palace (que hace las veces de local de ensayos para muchas bandas de la zona) era muy muy apetecible. Dos de los grupos más influyentes y en alza de la escena hardcore/punk de Madrid tocando en casa, Juventud Juché y Biznaga (ambas bandas con un solo LP publicado en pos de varios EPs) y los defensores de la misma escena desde su Alicante natal con su disco debut bajo el brazo recién publicado; Futuro Terror.
A 7 euros la entrada era un delito que no estuviéramos allí. Y claro, según dijeron días después vía facebook; hicieron sold out. Lo remarcó también algún componente de una de las formaciones, algunos amigos se habían quedado fuera. Y era así, había gente fuera que no había podido entrar, aunque también era costumbre sana del buen asistente al concierto, salir a tomar el aire escapando del asfixiante ambiente de la sala. Fuera acompañaban, como es también buena costumbre, las latas de cerveza de diferentes marcas, apiladas ya, vacías, en papeleras y aceras cercanas.
A 7 euros la entrada era un delito que no estuviéramos allí. Y claro, según dijeron días después vía facebook; hicieron sold out. Lo remarcó también algún componente de una de las formaciones, algunos amigos se habían quedado fuera. Y era así, había gente fuera que no había podido entrar, aunque también era costumbre sana del buen asistente al concierto, salir a tomar el aire escapando del asfixiante ambiente de la sala. Fuera acompañaban, como es también buena costumbre, las latas de cerveza de diferentes marcas, apiladas ya, vacías, en papeleras y aceras cercanas.
Se encargaron de abrir el espectáculo, una media hora más tarde de los previsto (ya se sabe como van estas cosas), los Juventud Juché. Durante algo más de media hora dieron rienda suelta en su formato de trío guitarra-bajo-batería a su potente y ruidoso repertorio, algo que más tarde repetirían los otros dos grupos, muy en la misma línea. La sala, ruidosa como pocas en las que haya estado, hizo de las suyas al principio hasta el punto de que no fui capaz de distinguir las dos primeras canciones. Y ojo, que soy un tío enganchado como pocos a su primer largo, Quemadero. Tal vez fueran solo mis oídos ya que a los cinco minutos comencé a disfrutar de lo lindo con Dispara, un tema que ya incluyeron en su EP y que sonó bestial y contundente, sentando las bases de lo que iba a ser a continuación el bolo. "Carga, apunta... AH!" Ese tono tan a grito crudo, auténtico, que le da el cantante a su voz, acompañado de unas letras tan desacomplejadas y directas son dos de los grandes activos de la banda, sin duda. Siguieron disparando temas breves e intensísimos como usando un revólver de gran calibre hasta que decidieron pasárselo al bueno de John Wayne. El homenaje al mítico actor western fue uno de los temas más celebrados. "Quiero que no me tiemblen las manos cuando te esté disparando en la cara" De nuevo crudos, de nuevo retorcidos, y de nuevo directos al cráneo.
Cayeron la hipnotizante Haz la Mantis con su marcada y repetitiva línea de bajo o Zona Muerta, en la que fueron elevando poco a poco el nivel de ruido hasta gritar al unísono desgañitados aquello de "¡Esa es una zona muerta!" Para rematar la jugada eligieron curiosamente el tema que abre su álbum, Defensa. De nuevo culminaron con varios fuertes aullidos a la noche madrileña: "¡Defensa!"
A la entrada de la sala, media hora antes del inicio, le comentaba a mi colega lo familiares que me parecían algunas caras de gente que andaba paseando por allí. Efectivamente, al rato, varias de las personas que habíamos visto y por supuesto, gozando previamente de Juventud Juché, se subieron al escenario dando forma a Biznaga.
De primeras se notó una mayor presencia escénica: una guitarra más, más músculo, más ruido. Aunque ruido con algo de control, sin duda. Muy medido y en ningún momento excesivo. Abrieron el concierto como empieza su fantástico y aclamado LP, Centro Dramático Nacional (del cual me declaro orgulloso poseedor de una copia), con Divino Fracaso. Ese "¡Señora!, su hijo, puede ser todo o NADA" que personalmente llevaba en mi cabeza casi ininterrumpidamente desde principios de semana y al que tanto me aficioné cuando publicaron el trabajo, fue una carta de presentación en toda regla para lo que se nos veía encima. Fiebre y su fácilmente coreable estribillo ("fiebre, fiebre, fiebre") ayudaron a meter al público dentro del espectáculo, en un estilo que le viene que ni pintada a la apariencia abertzale tan punk de Álvaro, el cantante. El conjunto sonaba de maravilla al ritmo que marcaba la frenética percusión. De nuevo se escucharon gritos y letras crudas. Esta vez con un marcado carácter pesimista y derrotista y con una elaboración mucho más compleja que las de sus predecesores.
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Los Biznaga en calidad HD |
Las Brigadas Enfadadas es un tema con todos los ingredientes de un buen hit. Una estrofa desenvuelta, simple y sin engaños acompañada de un ingenioso y pegadizo estribillo. Otra vez ese pesimismo, ese desgarro vocal e instrumental: "¡Solo quieren ver el mundo arder!" Hubo tiempo para todos los temas de su álbum, Mala Sangre, Maldita mi Estampa... Solo con leer los títulos ya se intuye algo. Constantemente usan la segunda persona como si te estuvieran reprochando algo que has hecho mal y tu no sabes qué decir ni como responder. De repente alguien te engancha y comienzas a girar chocando con otras personas. Todos somos culpables.
Se atrevieron incluso con una canción que ellos mismos calificaron de pop y que al menos yo no he sabido identificar entre su repertorio. Un divertido acercamiento a Pavement o tal vez a los Dinosaur Jr. "Noche en vela, ruido blanco...." Gritan al inicio de Cul de Sac, otro de los temas con mayor pegada con el frenetismo por bandera. Se subió Juana Chinarro a cantar su colaboración con ellos en el disco, Los Duelistas, con un potente resultado. Desplegó su poderosa voz que evoca a los Triana mirando de reojo a los últimos Planetas y sus experimentos con el flamenco, mientras un top construido con una bolsa de El Corte Inglés, unas gafas de sol retro y el atrevimiento de bajar a enfrentarse cara a cara con el público hicieron el resto. Faltaron las castañuelas, por desgracia.
Eligieron Máquinas Blandas para acabar. Para mí, sin duda, su tema definitivo. Los versos iniciales ("el culto a lo personal; es una trampa, la autonomía de la gente; una falacia") y su profunda rabia social son perfectos para el desarrollo del tema con esa guitarra que va tirando como a rachas y acaba desplegando todo su poderío. Hacia al final, no queda ni un alma que no grite a pleno pulmón; "¡SOMOS PUTAS!" .
Muy buen bolo, y más teniendo en cuenta las condiciones en las que Álvaro nos dijo que se encontraba, a reventar de antibióticos por un reciente catarro. Yo al menos no lo noté en ningún momento. No perdimos la ocasión de manifestarle las ganas que teníamos desde Siberia de verles en directo, y se portó estupendamente con nosotros. Chapó por esta banda que estará teloneando a nada más y nada menos que a Ty Segall el 24 de octubre en la But. Merecido premio.
Para concluir una noche que estaba siendo redonda se subieron al escenario Futuro Terror. De nuevo, se trataba de tres tíos que habían estado chocando sudorosos contra nosotros momentos antes. Grandes. La implicación de las tres bandas en los shows de las otras mola, mucho. He de reconocer que era la banda de las tres a la que menos había escuchado, y existía cierta pereza en mi ambiente. No obstante, grata sorpresa, aunque no les funcionara demasiado bien la interacción extra musical con la gente. Al comienzo la voz estaba demasiado alta y me alarmé en cuanto el cantante pidió más volumen a los técnicos. Parecía que se lo pedían desde delante, donde no se percibía tan bien. Lo curioso de todo fue que, lejos de sonar aún más alta, todo empezó a sonar mejor encajando correctamente las diferentes piezas del engranaje. Dieron un show para el que, tras reseñar los dos anteriores, se me acaban ya los adjetivos. Oooootra vez letras punzantes, como en mi favorita, María Orsic, el himno referente a la bellísima médium austriaca que creyó contactar con seres de otros planetas y edades mientras se codeaba con Rudolf Hess o incluso con Hitler. "Ella fue tu María Orsic..." Pegadiza como pocas.
De nuevo temas muy guitarreros con un redoble de tambor constante y alocado, como Laboratorio. "Has nacido ayer, sin saber por qué, fruto de un laboratorio" En definitiva, un concierte solvente y divertido incluso sin conocer el repertorio tan bien como conocía el de las otras dos bandas del cartel. Un LP, el suyo, que presentaron por primera vez y al que habrá darle mucha más bola tras lo visto en directo.
Pinchaba algún integrante de alguno de los grupos, pero nos fuimos para casita con la sensación de haber dejado Madrid sino en los cimientos, ya ardiendo intensamente.
Alv.
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